Impulsados por la popularidad de grandes marcas de relojes, los relojes de bronce han experimentado un auge en el sector. Aunque el cobre se oxida naturalmente, los entusiastas aprecian la pátina única que se forma con el tiempo, otorgando al reloj un carácter vintage distintivo. La tendencia moderna de relojes de bronce se remonta a 2011, cuando Panerai lanzó su innovador reloj de buceo fabricado en bronce. A pesar de que el bronce no es un metal precioso y es más blando y fácil de mecanizar que muchos otros materiales —algo que parece contradecir la noción tradicional de "rareza igual a valor"—, su atractivo radica en su evolución. Su apariencia cambia con el tiempo dependiendo de los hábitos del usuario y su exposición, desarrollando un brillo más cálido y una pátina exclusiva. Este proceso natural de "envejecimiento" es imposible de replicar artificialmente, dando lugar a una pieza verdaderamente personalizada. Esto ha generado una comunidad en la que los entusiastas comparten sus experiencias sobre el desarrollo de su "pátina", algo similar a la apreciación del té fino o la cerámica.